La primera de ellas va destinada al cónyuge que haya sufrido un desequilibrio a consecuencia del matrimonio. La segunda, en cambio, tiene como fin atender a las necesidades básicas de los hijos (es la que se conoce habitualmente como manutención).
El problema surge cuando el cónyuge acreedor deja de pagar estas cantidades. En ese caso recomendamos seguir las siguientes pautas.
En primer lugar deberemos acudir al Juzgado que dictó la Sentencia de divorcio, interponiendo demanda de ejecución judicial. Una vez hecho esto el juzgado despachará la ejecución y obligará al pago de la deuda.
En ese momento se abre un periodo de abono voluntario para que el cónyuge deudor abone las cantidades debidas. Si no lo hace, entonces se abrirá otro periodo de cumplimiento forzoso donde los bienes le serán embargados.
Hay que tener en cuenta que en algunas ocasiones el deudor puede no tener capacidad económica para hacer frente a esta situación, por ejemplo si ha perdido su trabajo. En ese caso es cierto que el embargo no se podrá dirigir contra sus bienes privativos, ya que el deudor es insolvente.
Lo que sí podrá hacerse es dirigirse contra los bienes comunes de la pareja. Para ello hay que solicitar una anotación de embargo preventivo sobre el bien común. Esto significa que cuando el bien sea liquidado (pagado) se cobrará la deuda a partir de ahí.
La última opción posible es reclamar la deuda por la vía penal, esto es, interponiendo una denuncia por impago. En este caso es necesario que el impago se haya producido durante al menos dos meses consecutivos.
Si necesita más información, desde nuestro Despacho en Madrid nuestros abogados de divorcio podrán ayudarle.
Sea cual sea su caso lo estudiaremos de forma personalizada y velaremos por sus intereses.
